En las tres capitales de
provincia en manos de los militares golpistas, los sindicatos UGT y la poderosa
CNT decretaron la huelga general que fue sofocada violenta y rápidamente. Las
cárceles se llenaron de sindicalistas, cargos públicos republicanos, obreros y
campesinos, intelectuales, hombres y mujeres que serían llevados al paredón en
un verano de «terror caliente» en el que se desvanecía para siempre la gran
esperanza republicana del 14 de abril.
Guerra Civil en Aragón, un territorio dividido
El golpe de Estado contra la República triunfó en las capitales de las tres provincias aragonesas. El general Miguel Cabanellas, jefe de la 5ª Región militar de la que dependían Huesca, Zaragoza y Teruel, tras unos primeros momentos de incertidumbre, declaró el Estado de guerra sumándose a la sublevación. También se adhirieron a la asonada militar el general Gregorio de Benito, al frente de la guarnición de Huesca y el comandante Mariano García Brisolara, de la caja de reclutas de Teruel. La Guardia Civil envió instrucciones a los destacamentos rurales para que se adhirieran a la sublevación, pero no todos los puestos acataron la orden. La llegada de los primeros milicianos comunistas, anarquistas y poumistas marcó la división de la geografía aragonesas, fracturada por la guerra de norte a sur.
Principales batallas en el frente de Aragón
El frente aragonés se mantuvo prácticamente estable entre finales de julio de 1936 y marzo de 1938. Con todo, durante este tiempo se libraron en Aragón importantes batallas como el asedio a la ciudad de Huesca en agosto y octubre de 1936, así como en junio de 1937, en todos los casos con decepcionantes resultados para el esfuerzo bélico republicano. En agosto y septiembre de este mismo año, el ejército de la República batalló en Belchite en el ámbito de una gran ofensiva sobre Zaragoza. Teruel fue tomada por las tropas republicanas a finales de diciembre de 1937, pero volvió al dominio franquista con el apoyo del Cuerpo de Tropas Voluntarias italianas y la Legión Cóndor alemana, a finales de febrero de 1938. La caída del frente y el inicio de la ofensiva en el Ebro determinaron el final de la guerra en Aragón.
Caída del frente de Aragón
El 8 de marzo de 1938, el general Yagüe puso en marcha la ofensiva definitiva en el frente de Aragón. Las tropas republicanas iniciaron al tiempo el repliegue en dirección a Cataluña. A finales de este mes prácticamente todo el territorio aragonés estará en manos del ejército sublevado. Sólo resistirá la 43 División al mando de Antonio Beltrán, «El Esquinazau», que protagonizará el episodio heroico conocido como la Bolsa de Bielsa. La guerra había terminado en Aragón, aunque comenzaba el tiempo de las represalias y los ajustes de cuentas que los vencedores infligieron con inusitada dureza contra los vencidos.
http://www.1936laserenalosmonegros.es/monegros/frenteara.asp