El general de Caballería Miguel Cabanellas Ferrer (Cartagena, Murcia, 1872-Málaga, 1938) logró la implicación de las guarniciones altoaragonesas de Huesca y Jaca, pero no pudo incorporar a Barbastro, cuartel dependiente de Cataluña al mando del coronel Villalba. Teruel no ofreció resistencia al golpe.
En la madrugada del 19 de julio de 1936, el general Cabanellas decretó el Estado de guerra en su jurisdicción militar. Inmediatamente contó con el apoyo de la Guardia Civil, con los miembros de Falange, Acción Ciudadana y grupos ultraderechistas como las Juventudes de Acción Popular.
En la provincia de Huesca, Barbastro y la zona oriental de la provincia se mantuvieron fieles al Gobierno legítimo. En el territorio de los Monegros sólo Perdiguera se incorporó al nuevo orden que nacía por la fuerza de las armas, imponiendo además un clima de represión y terror que la Iglesia bendijo de inmediato.
Las principales actuaciones de los militares sublevados tuvieron lugar en el entorno de la Sierra de Alcubierre y fueron protagonizadas por el comandante Nicolás de Arce Alonso, jefe del Regimiento de Carros número 2; la Bandera Móvil de Falange, mandada por Manuel Lostaló Vidal; el teniente coronel Gustavo Urrutia; y el coronel Antonio Civera, al mando de una circunscripción que tenía su cabecera en Zaragoza y comprendía los sectores de la Sierra de Alcubierre, Leciñena, Perdiguera, Villamayor y Alfajarín hasta el Ebro.
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